lunes, 21 de mayo de 2007

Emigrantes: Inmigrantes


En mi caso he vivido una dualidad, dos realidades, dos culturas que al mismo tiempo tienen importantes cosas en común: idioma, religión mayoritaria, etc..

En mi casa, mis padres son gallegos emigrados en los tiempos difíciles de la posguerra, de la dictadura, siempre me hablaron de su tierra, que por extensión es la mía, procurando que conociera las costumbres y lo que era la Galicia del tiempo de la República, las persecuciones del tiempo de la Guerra Civil y también sus vivencias en el medio rural: con sus bailes en la “Sociedad” y sus vidas en el campo, en el comercio, en la política, … . Por eso me considero gallego de nacimiento en el exilio y enamorada de Vigo desde el primer día que llegando, hace casi 30 años, por primera vez en tren desde Madrid, divise una puesta de sol tras el puente de Rande y me enamore de este precioso vaso marino que es la Ría de Vigo.

La otra realidad es mi vivencia y formación venezolana: en el colegio, en el club de atletismo, en el Centro Cultural, en el grupo de teatro, en la Universidad Santa María, con mis amigos y amigas… . Estas dos realidades me sirvieron para estar en Galicia, en Vigo que es mi casa, sin necesidad de adaptación y para comprender el fenómeno de la inmigración y de la emigración, así como de la adaptación a las nuevas realidades culturales, sociales y religiosas de todas esas personas que por necesidades varias emigran a España, un país en auge económico y con calidad de vida. También me sirve, mi experiencia, para comprender el retorno de los emigrantes y el deseo de sus descendientes por venir a la tierra de la que tanto les han hablado. Claro que la realidad, en muchas ocasiones, es diferente a la imagen que te creaste desde niño. De todas formas los principios los llevas dentro y las circunstancias que has vivido también. Por ello amas a Galicia, a Vigo, y como es mi caso, también amas a la tierra que te vio nacer, Venezuela.