martes, 23 de noviembre de 2010

Diego de Giráldez

Breogán Gómez de Giráldez Pérez

Es mi tío. No se porque a mi prima Guiomar Luz y a mi nos tira lo de pintar, quizás nos venga de familia, por parte de Diego. Pero hoy voy hablar de su excelente pintura, otros, quizás algún día, hablarán de la mía.

Diego de Giráldez, cuando pequeño, mostraba sus iniciales escarceos con carbones de la lareira de mi abuela –según me cuentan mis padres- o con lápices sobre rústicos papeles, aprendiendo -por sí mismo- esa primera disciplina del dibujo cuan a penas andaba, a la que se dedicó con gran vocación y empeño hasta llegar a poseer, años más tarde, un dominio perfecto en esa modalidad. Luego vino la pintura. Esa pintura que transcurre del realismo poético y la última pintura social a la invención de su movimiento NAS. Hoy está catalogado como el padre del nuevo realismo: Naturalismo, Abstracción, Surrealismo, donde ha encontrado una formula feliz para individualizarse en la que los motivos surrealistas, los motivos naturalistas y los colores, sobre fondos negros abstractos penetrados por intensa luz con predominio del rojo, grita alegremente una pintura viva, defuninada en superposiciones de colores enteros, casi uniformemente ordenada en todas las composiciones, armoniosas y pulcras. Creando una excelente obra artística, una buena pintura que obra sobre el espectador como mensajera de un abstracto y misterioso don de belleza. Así veo su pintura, llena de sensibilidad y de escondida pericia.

En 1975 hace su primera exposición en una sala de arte de Vigo, ciudad donde expondría ya regularmente, haciendo escapadas por las distintas provincias gallegas, hasta su traslado a Barcelona donde muy pronto reconocen su pintura los críticos y personajes del momento como: Dalí, Gala,…., luego viene Madrid: Santiago Amón, Ramón Faraldo, …, y de allí a su maratón por el mundo: Suiza, Francia, Italia (Roma, Florencia, …), el Vaticano,…., realizando exposiciones, trabajando, curtiéndose, asimilando y estudiando la pintura que en cada lugar se está realizando, sin perder su primario estilo ni abdicar de sus convicciones, hasta encontrar ese último estilo propio que diferencia su arte y que define su pintura actual. Luego llueven las propustas desde los distintos rincones del mundo y en España es seleccionado para la gran exposición Maestros del Realismo Español, para representar a España en el Bienal Internacional del Arte en Lisboa, …… y más recientemente fue elegido unos de los 50 mejores artistas del mundo, intermedio es invitado a representar al arte realista español contemporáneo en varios continentes.

Estoy de acuerdo con Santiago Amón cuando dice: “Giráldez es el padre de un realista diferente, es el pintor moderno más representativo, no solo, de Galicia…. Diego de Giráldez es ya uno de los grandes del realismo español contemporáneo... Realista exacerbado, donde encuentra la implicidad de su poesía… En su obra se reencuentra con lo intrínseco, con las cosas mismas, y las traslada a la faz incitante del lienzo con precisión lírica. Diego de Giráldez, sabe que el arte es absolutamente inseparable del oficio. Sabe también que el blanco más blanco nace de la explosión comunitaria de todos los colores, y que el negro más negro surge cuando la noche se apodera del fulgor del arco-iris... Pintor sorprendente, creó un estilo dentro de este nuevo realismo que denomina NAS (naturalismo, abstracción, surrealismo)...”

O con Ramón Faraldo:“Te confunde quien te llama realista, sino fueses más que eso yo estaría en otra silla, ¿A quien te pareces tú?. A nadie, que yo conciba. Tú te pareces a ti. ¿Y tú Cristo - Hombre? Insisto en esta obra de gran envergadura que ofrece una novedad dentro de la pasional tradición de las crucifixiones. Esa cruz, que nadie se ocupó de ella. Tú nos haces ver que ella no tuvo la culpa, que ella iba para mástil de barco, leña de lareira o pie de bandera, pero los hombres la condenaron a eso, a ser cómplice del deicidio. Y esto no lo vio nadie. Ni Valdés Leal, ni Grunewald, ni Salvador Dalí,... Si me preguntase ¿Qué cuadro debería incorporarse, ya, al Museo del Prado? Seguramente me respondería que “El Cristo Hombre de Diego de Giráldez…

En su obra se palpa la belleza y la armonía de un refinado intelectualismo. La mujer como pilar de la vida es una de las obsesiones en su obra pictórica figurando en muchos de sus cuadros; yo diría que habita en su pintura. Diego de Giráldez eleva a la mujer a elemento fundamental de muchas de sus obras donde las sorprende en actitudes cotidianas, la mayor parte de las veces, y otras llenas de intimidad: vistiéndose, leyendo, solitarias o callándose sus confidencias, pero siempre exaltándolas, dotándolas de magnificencias o con exquisitos idealismos hogareños o campesinos que forman parte de su poesía onírica. Como dice mi padre: “donde se respira el silencio y el del don de la ternura”.

Su obra responde a uno de los más exquisitos credos estéticos de nuestra época. Obra enérgica, profunda; con vigorosa visión realista y gran penetración psicológica, que el conocimiento de la anatomía y la pintura de retratos le ha enseñado. Por el estilo propio, por el NAS, y la distinción, ese aristocrático buen gusto y esa magnificencia cromática de sus pinturas, es por lo que Diego de Giráldez está considerado como uno de los más grandes pintores mundiales de nuestro tiempo.

Realizó numerosas exposiciones individuales, antológicas y colectivas, tanto en España como en la mayor parte del mundo (Portugal, Italia, Bélgica, Francia, Inglaterra... eso en Europa. También en el resto de continente: Asia, África, America…), y su obra, a parte de figurar en más de 140 Museos importantes de los dichos continentes, que para orgullo de Galicia está expuesta permanentemente como importante legado plástico de la historia reciente del pueblo gallego, y de un nuevo estilo pictórico dentro del realismo, y numerosísimas exposiciones privadas, ha sido estudiada exhaustivamente por numerosos y prestigiosos eruditos y críticos de arte ( Santiago Amón, Ramón Faraldo, Antón Castro, Francisco de Pablos, Armesto Faginas, Costa Clavell, Soletura, Sánchez Bargiela, Criville i Estraqui, Elorrieta, Panizo del Val, Rubio Moblot; García – Diego Pérez; Enrique Gómez; Sánchez García, Cuñarro, Mª Luisa Ilarri, Amiguetti Sánchez, Verdera Franco, Almodóvar Azorín, Fernando Franco, Berlanga, Osuna Ruíz, Gómez Vinardell, González Ortiz, Gavira, Pérez Calero, Sánchez Ruyz, ..., y otros tantos de distintos países sobre todo americanos) coincidiendo en la excelente calidad y en la fuerza y originalidad del fondo/forma de la obra en su conjunto.

Su obra general, por tanto, es el resultado, en un principio, de algunos cambios que en común poseen esa idagación interior a través de la perfección técnica. Su voluntad de estilo como padre del Realismo NAS se apoya en los dos pilares, social y estético, imprescindibles en un arte comprometido con el espacio/tiempo que el artista le ha tocado vivir en Galicia y España en particular y en distintos movimientos artísticos en el mundo en general; con sus gentes, sus problemas, su pasado histórico y cultural. Una conjunción artística que le aproxima y relaciona de alguna manera, desde lo pictórico, a ese realismo social-gallego concebido a tiempo por los narradores gallegos que elogiaron su arte: Álvaro Cunqueiro, Antón Fraguas, Carlos Casares, Filgueira Valverde, Fernández del Riego, García-Sabell, ...

Ahora Diego anda tan ocupado que echo de menos aquellos debates y clases en la casa de la abuela, que tanta huella han dejado en mi y que me sirvieron como una nueva forma, determinada, de entender la cultura y el papel del arte y del artista en la sociedad.